martes, 5 de agosto de 2008

Pecadoras vacaciones

Chiclayo, horas antes de partir a Lima.
Desde el 26 de julio, me tome unas pequeñas vacaciones, que si bien sabía podrían llevarme un poco al pecado y el descontrol, no me imaginé que sería tanto.
Empecemos con la primera parte del viaje, que fue Cajamarca.
La comida fue deliciosa y abundante, y cuando digo abundante, me refiero a que por algun lugar de mi organismo debo tener un poco de l o que comí hace cuando estuve por esos lares.
El control del peso se fu al tachoy me dediqué a tomar y comer como si fuera la última cena de mis dias.
Caminando por ahi vi algunas balanzas que me miraban con cara de molestia, cual madre queriendo castigar al hijo descarriado, pero a las que no les preste la menor atención, porque cuando se está de vacaciones, no interesa el peso.
Ja, miserable excusa.
Ejercicios hubieron pocos. Algunas caminatas a mas de tres mil metros de altura, que mas que hacerme ejercitar mi fofo cuerpo, me hacía perder el aire debido a mis pulmones maltrechos por años y años de un asma parásito detro de ellos.
Licores, poco ejercicios, kilos de comida, algunas miradas evadiendo las balanzas. Saldo final: No se cuanto estaré pesando ahora.
Mas tarde regreso a Lima y espero que el avión logre despegar conmigo adentro.
Tengo que pedir la dieta que a mi tía le ha hecho perder un monton de kilos y regresar al gimnasio, donde se que el nuevo entrenador me espera para sacarme el alma como el primer día que me vió, y al que le prometí regresar al día siguiente por mas, y ya van dos semanas que no me aparesco.
Bueno hubiera sido que todo termine ahi, pero luego me fui a Chachapoyas, en busca de mi familia, que a decir verdad, buen diente le sobra. He comido el doble de lo que comí en Cajamarca.
He tomado algunos litros mas de licor, de gaseosas,